Nunca usé un antifaz, voy de paso por este mundo fugaz. No pretendo parar ¿Dime quien camina? ¿Cuando se puede volar?
Mi destino es andar, mis recuerdos son una estela en el mar. Lo que tengo lo doy, digo lo que pienso, tomame como soy.
Y va liviano, mi corazón gitano, que solo entiende de latir a contra mano, no intentes amarrarme, ni dominarme, yo soy quién elije como equivocarme.
Aprovechame que si llegué ayer me púedo ir mañana.. que soy gitana, que soy gitana..
Sigo siendo aprendiz, en cada beso y con cada cicatriz. Algo pude entender, de tanto que tropiezo ya se como caer.
Vamos y vemos que la vida es un goce, es normal que le temas a lo que no conoces, quiero verte volar, quiero verte volar..

28/11/08



Los amigos se convierten con frecuencia en ladrones de nuestro tiempo .















La amistad es una cajita de cristal. Pequeña, transparente, donde guardas allí dentro todos tus pensamientos, ideas, cariño y amor. Un cristal fino donde te reflejas. Material en el que están hechos tus sueños. Son porciones de tu corazón que intentas que no se rayen nunca. Un amigo es más que una persona. Algo que no es físico, algo que siempre llevas. Es eso que recoges por el camino y guardas en tu cajita de cristal, cuidadosamente acomodado en su interior de terciopelo. Todo eso en lo que crees, en lo que confías, en lo que sientes. Eso que más allá del mundo encuentras. Eso que te abraza cuando piensas que no puedes más. Algo que lamentas no ver. Porque el amigo no se ve, no se toca, no se huele. Simplemente lo sientes. Y, aunque se encuentre sentado a tu lado, tú nunca lo ves como la materia física que es. Su esencia oculta entre los pliegues del terciopelo de tu cajita de cristal. A veces lo miras a los ojos. A veces sientes su presencia. Sin embargo, el amigo no es la persona que ves. Es la persona que sientes. Es aquello por lo que darías todo. Menos tu cajita de cristal…