Cuando lo que querés tarda en llegar, el deseo crece, se fortalece. Y ahí tu corazón se prepara para recibir eso que tanto esperás. Si no estás listo para lo que deseas, es como comer una frutilla verde, es amarga, no la disfrutas.
Hay cosas que llegan más tarde de lo esperado, y eso te da ansiedad, frustración, pero por algo es eso. Por algo hay cosas que se hacen esperar.
Cuando menos las esperas, quizá cuando ya renunciaste a alcanzar ese deseo, es cuando la vida, el destino, lo que sea te sorprende. Y esas sorpresas son las que más se disfrutan.
